¿Hasta qué punto estamos ante un fenómeno nuevo?

¿Hasta qué punto estamos ante un fenómeno nuevo?

Decir que la Red ha aumentado la práctica del acoso sexual a menores podría resultar exagerado. ¿Qué es realmente lo nuevo?

  • La Red es rápida, barata y ubicua. Contenidos audiovisuales, como son los pornográficos, circulan con plena fluidez.
  • Cada vez más se extiende el uso de la cámara web, elemento presente en la inmensa mayoría de los problemas de grooming. Además, si no se contara con cámara web, el recurso a la cámara digital o al móvil capaz de grabar imágenes y vídeos es inmediato. Ya tenemos al menor plenamente equipado para proporcionar lo que busca el groomer.
  • Los equipos portátiles dificultan la supervisión parental porque se pueden mover de lugar en la casa e incluso sacar a otros lugares, a cielo abierto o no, dotados con redes WiFi.
  • El pederasta antes podía sentir su perversión como algo irrefrenable, pero quizás también como nociva o inmoral. Ahora cuenta en la Red con miles de personas en todo el mundo con las que compartir su afición, datos, trucos, experiencias, material. Ya no hay razón para sentirse mal con uno mismo, pueden pensar ahora.<(li>
  • Hay algunos estudios que insinúan que la exposición continuada a la pornografía (algo al alcance de la mano en la Red) puede en ciertos casos acabar creando permisividad hacia el consumo de pornografía infantil e incluso inducir a su necesidad.
  • Los propios menores lo tienen ahora muy fácil para consumir y crear su propio material de una manera más o menos inconsciente o imprudente.
  • Ahora los pederastas no tienen que esperar a los recreos o a las horas de salida del colegio. Millones de niños están conectados en cada instante y cuando unos duermen, otros están despiertos al otro lado del océano e incluso hablan el mismo idioma. El coto está abierto 24 horas todos los días del año, y es fácil y barato.
  • A este contexto, se pueden añadir los clásicos problemas anejos a los ciberdelitos como son las dificultades de persecución, las legislaciones diferentes (una imagen ilegal en un país puede ser legal en otro), los medios de investigación precisos o los largos procedimientos burocráticos.